Antes de hablar sobre una terapia de pareja, como contexto, primero pensemos en algunas de las dificultades que en la era actual pueden tener dos personas que desean hacer una relación de pareja lo más sostenible posible, considerando que a penas unos meses atrás existían una seria de restricciones para la vida social en pareja debido a la pandemia, además del uso restrictivo de la mascarilla que evita una interacción normal, los pocos lugares disponibles para conversar con tranquilidad, etc. Por otro lado, y no menos importante, las obligaciones cada vez mayores para alcanzar metas laborales y de estudios tanto en hombres como en las mujeres y el corto tiempo que ofrece los fines de semana para poderse ver, y si a todo esto le sumamos también las distancias entre los diferentes distritos de la capital limeña y el tráfico infernal que todos sufrimos y las parejas también, no cabe duda que hoy el poder hacer una relación de pareja es más difícil que nunca antes.
Algo que también vale la pena resaltar como dato, sobre todo cuando se hace terapia de pareja es que ante la pregunta en la sesión ¿cómo se conocieron? muchas veces la relación nació producto de una red social, ya sea Tinder, Badoo, Bumble u otras redes diseñadas para buscar amistades y parejas.
¿Cuáles son los principales problemas que se ven en las terapias de pareja?
Por un lado, no es ajeno el hecho que las discusiones por problemas de infidelidad o “amagues de infidelidad” por ambos lados, sigan siendo uno de los problemas comunes por las cuales una pareja acuda a recibir una terapia de pareja. Sin embargo, un problema que viene creciendo en casuística cada vez más son los problemas de comunicación en la pareja y de entendimiento mutuo, ya sea porque no hay compatibilidad de caracteres, o porque las expectativas de una no guardan relación con las del otro o porque lo que se vivió al principio de la relación se está dejando de sentir y no se sabe cómo resolverlo.
Es importante también llegar a entender que en paralelo, se está dando un fenómeno social donde el rol de la mujer a dado un vuelco de 180 grados y en relativo corto tiempo, donde ella al igual que él trabaja y/o estudia, además aspira a tener lo mismo o inclusive más desde el punto de vista académico y económico. Sin embargo, lo que no ha acompañado a este cambio es el nivel de inteligencia emocional de ambas partes para poder resolver las vicisitudes que en esta época una relación de pareja tendrá que enfrentar si desea perdurar en el tiempo.
Entonces, aunque suene duro, lo que se observa en una terapia de pareja hoy en día, son muchas veces el producto de un intento por conseguir satisfacer una serie de necesidades individuales, como económicas, académicas e incluso de maternidad, pero sin saber cómo hacerlo ya que esto mismo muchas veces termina compitiendo con lo que una relación humana requiere para poder consolidarse.
¿En qué ayuda una terapia de pareja frente a diferencias que parecen irreconciliables?
Algo que ayuda mucho sobre todo desde la primera sesión de una terapia de pareja es poder visualizar en donde está el problema visto desde nuestras propias estructuras psicológicas.
Considerando que un ser humano tiene teóricamente tres estructuras psicológicas conocidas como los estados del Yo, una primera estructura que corresponde al Yo padre y donde están las llamadas “formas de ser” que hemos recibido como mensajes de nuestros padres y donde están las partes más críticas o más comprensivas, según el caso; por otro lado, nuestra parte adulta o Yo adulto, que es la parte más importante para resolver cualquier problema, ya que posee la potencialidad de tomar decisiones más asertivas, pero que sin embargo, no siempre lo utilizamos o lo tenemos desarrollado en plenitud, y por último nuestro Yo niño interior, que es nuestro lado infantil, más inmaduro, fantasioso y enamoradizo, y que también es muchas veces la parte que hace o perpetua el conflicto entre las parejas.
Por lo tanto, podemos decir que es nuestro lado Yo niño quien se enamoró alguna vez y quien muchas veces fue quien eligió a nuestra pareja, sin embargo, es el mismo quien ahora discute, genera un conflicto o busca más satisfacerse individualmente, ya sea porque ha sido infiel, egocentrista, egoísta o indiferente.
Esta explicación si se hace desde un inicio de la terapia de pareja, ayuda a aclarar el panorama y a colocar un norte hacia donde ambos quieran ir, además también ayuda a tomar decisiones ya sea para dejar de hacer algo que no ayuda, para comenzar a hacer algo diferente o inclusive dado el caso para decidir terminar la relación.
Otro de los aspectos que ayuda mucho a las parejas que tienen muchas diferencias que al inicio parecen irreconciliables, es trabajar con la inversión de roles, esto se suele hacer luego de conocer muy bien cuáles son los problemas de fondo y cuando ambos están realmente comprometidos en sacar adelante el problema. El poder sentarse en la silla del otro y verse al frente como suele reaccionar o decir las cosas como si fuese una imagen en espejo, muchas veces termina siendo suficiente para lograr cambios de actitudes o de conductas.
En otras ocasiones y de ser necesario, se plantea poder trabajar individualmente o hacer de la terapia de pareja una oportunidad para una psicoterapia individual, sobre todo cuando aspectos que una persona que trae consigo como una “mochila” le impedirá modificar actitudes o pensamientos muy arraigados.
Algunas señales que apuntan a que se requiere una terapia de pareja:
- En la pareja, el trabajo o los deberes de forma frecuente evita que se comuniquen.
- La pareja está teniendo cada vez menos encuentros sexuales.
- Las expectativas de uno son diferentes a las del otro.
- Están teniendo cada vez más discusiones con mayor tono o violencia verbal.
- Hay monotonía o no se saben cómo divertir en pareja.
- Los hijos o la familia de alguno interfieren con la relación de pareja.
Espero este artículo le haya sido de utilidad.
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Cordialmente,
Efrain Freyre MD. Psic. MSc.
Médico-Psicoterapeuta
Neuropsicólogo
Especialista en Comportamiento no Verbal
Director General de Atulado