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Mi mal carácter me está arruinando ¿Qué solución tengo?

Por Efraín Freyre, Medico Psicoterapeuta del Centro Atulado.

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Antes de profundizar en este tema tan importante y el cual es motivo de gran parte de nuestras atenciones psicológicas, es importante aclarar primero que es lo que se entiende como “carácter”, y para definirlo, le daremos una frase muy sencilla y a la vez esclarecedora : “El carácter es producto de todo lo aprendido en nuestra infancia y adolescencia  y que se termina reafirmando en nuestra etapa adulta”. Por lo tanto, nuestro carácter nace de todos aquellos mensajes tanto verbales como no verbales que fuimos recibiendo a los largo de nuestros primeros años de vida y adolescencia y que ya luego se consolidaron para formar parte de lo que ahora es nuestra personalidad.

Al explicar esto, nos ayuda a entender entonces que nuestro carácter realmente “no es tan nuestro del todo” ya que, como comenté, es producto de todos los mensajes que alguna vez recibimos y más aún de aquellos que nosotros decidimos asimilar más, y que por ello están en nosotros, pero no por nosotros precisamente.

Pero y ahora, ¿Qué pasa cuando ese carácter es limitante, hiriente, impaciente, crítico o tal vez lo contrario, es un carácter sumiso, acatador o pasivo y que no nos ayuda a relacionarnos con los demás, a conseguir o conservar una pareja, a prosperar en el trabajo o a tener más y mejores amistades?

Tengamos primero en cuenta una cosa, cuando nosotros fuimos niños, aprendimos muchas cosas y dentro de ellas están las maneras como papá hablaba a mamá, también allí está el cómo mamá se dirigía a la empleada del hogar, el cómo papá se expresaba de las demás personas y el cómo mamá era con sus amigas, entre otras cosas más. Pero esto no acaba allí, lo más profundo de todo precisamente no es lo que escuchamos en palabras, sino lo que vimos y a la vez sentimos en cada gesto, expresión o movimiento que hacía papá y mamá, e inclusive si alguno de ellos estuvo ausente, porque aquí también nos dejaron un mensaje, lo cual contribuyó a lo que ahora somos nosotros y en el cómo ahora representamos a nuestro carácter.

Pero y entonces, volviendo a la frase del título inicial, Mi mal carácter me está arruinando , si logramos entender que muy adentro nuestro, en nuestra estructura psicológica, hay algo que realmente no nos pertenece y que son todos aquellos mensajes parentales que fuimos asimilando y que a veces, muchos de ellos no nos fueron de mucha ayuda, sino más bien, nos impulsaron a repetir algunos patrones, a mencionar las mismas frases, a comportarnos de la misma manera que papá o mamá lo hicieron, o quizás ese carácter es el resultado más bien de una ausencia física de algunos de ellos, y que en nosotros sembraron un mensaje de “padre ausente”, y que generó como emoción negativa a una ira contenida que se demuestra en cada intento frustro de relacionarnos mejor con nuestra pareja o con amistades en general.

La buena noticia después de leer todo esto, es que todos estos mensajes que nos generan un mal carácter, son posibles de ser separados de nuestra estructura Yo adulta y dejar que ella elija con cuáles mensajes parentales quedarse y con cuáles no, y finalmente llegar a modular nuestro carácter.

Todo esto es posible de lograrlo bajo la supervisión y ayuda de un profesional y con una adecuada terapia psicológica, que es lo más recomendable para trabajar y mejorar el mal carácter.