Por Lorena Medina, Psiçóloga del Centro Atulado.
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Encuentre diez pasos a seguir si quiere dejar de ser un “infiel empedernido”.
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- Calcule el costo de ser infiel. Luis Eduardo Peña, psicólogo clínico, invita a hacer un análisis de las ventajas y desventajas de ser fiel, versus las ventajas y desventajas de ser infiel. Después de ese análisis, decidir teniendo en cuenta, además de las ventajas, los costos que acarrea cada estado.
- Decida: está o no está. Analice si quiere estar en una relación donde haya un compromiso, entendida esta palabra como exclusividad sexual y afectiva; o si más bien prefiere vivir su vida con una libertad de elegir el tener diferentes parejas sexuales.
- Mientras se regenera, no se comprometa. Tal vez a algunos asumir un comportamiento serio de la noche a la mañana, les funcione, pero otros necesitan tiempo, como lo dice Peña porque si ese es un patrón de comportamiento demasiado arraigado, es muy difícil que él o ella de buenas a primeras cambie el chip.
- Elija buenas compañías. Si está rodeado de personas que están auspiciando la infidelidad y/o la promiscuidad sexual, no lo logrará. Al contrario, debe rodearse de personas que apoyen la fidelidad. El único responsable de dar el paso al cambio es el o la que ha sido infiel, explica Peña.
- Oídos sordos a los reproches. Álvaro Bonilla afirma que, si la persona desea introducir un cambio y dejar de ser infiel, los demás pueden contribuir evitando señalamientos y juicios que traigan su pasado al presente. Y es que actitudes del entorno como el rechazo, el reproche, así como los juicios de valor hacia quien tiene la intención de cambiar lo único que generan es confirmarle a la persona que es incapaz de cambiar y seguramente lo único que va a lograr es continuar comportándose de esa manera, porque va a llegar a la conclusión de que su comportamiento no tiene remedio, recalca Luis Eduardo Peña.
- Sea sincero(a) con la relación que quiere. Decirle a la persona que llega a su vida qué tipo de relación le gusta a usted, les ahorrará muchos dolores de cabeza a los dos. Hay que ser congruente: no ofrezca compromiso cuando su motivación principal es la variedad, dice Bonilla. Para la sexóloga Flavia Dos Santos, la fidelidad es un valor y cada uno da un peso distinto a los valores. Quizás para algunas personas la fidelidad no sea algo que está en su escala de valores y que no le parece importante, pero ¿quiénes somos nosotros para decir que esa persona es enferma y problemática?
- Establezca acuerdos con su pareja. El psiquiatra Harold Estrada, especialista en parejas del Centro Médico Imbanaco (Colombia), sugiere mirar la relación de pareja como una empresa que puede ser cerrada (esa que no acepta un tercero) o abierta. Ambas, por supuesto, con acuerdos previamente establecidos. A veces el infiel que es bien tratado tiene la opción de reflexionar y comprometerse con la pareja cerrada. Siente que si maneja principios puede controlar los impulsos y trabajarlos con su esposa u esposo para enriquecer la pareja. Y aunque para muchos suene utópico, aquí no hay moralismos, ni insultos, ni faltas de respeto.
- ¿Tiene claros cuáles son sus argumentos para ser infiel? El psicólogo Andrés Felipe Castelar, docente y miembro del grupo de estudios en género de la U. Icesi (Colombia), sugiere que un buen comienzo para transformar estas conductas, es dejar de justificarlas con argumentos inapropiados. Nuestra cultura ha valorado (a su modo) la idea de la infidelidad masculina mientras prohíbe y condena la femenina y eso aún hace parte de lo que se llama nuestra educación sentimental: Las canciones que oímos, las novelas que vemos, los titulares de noticias que los medios destacan, las películas que nos distraen, la tendencia del varón a ser infiel está siempre presente y en muchos casos, se tiende a justificar con la idea de que es algo natural o genético, lo cual es falso.
- Cambie su manera de ver a las mujeres. Es usual ver cómo un hombre clasifica a las mujeres en dos grupos: las que considera santas (la madre propia y la de sus hijos) y las que considera diablas (amantes, las de los encuentros ocasionales, las mozas). Es necesario ir más allá de esa distinción entre la pureza y la sensualidad, entre la ternura y el deseo, y aprender a ver una mujer completa, con la que se pueda vivir una sexualidad sana, libre, y con la que sea posible emprender un proyecto de convivencia basado en el respeto, sugiere el sicólogo Andrés Castelar, docente de la Universidad Icesi.
- ¿No tiene claro para dónde va? Busque ayuda. Un acompañamiento psicológico es importante para que el infiel reconozca eso que busca en la vida de pareja y que no le resulta tan claro: esto exige un compromiso de cambio desde la misma persona, para trabajar sobre aspectos no siempre cómodos de sí: ¿Qué le satisface? ¿Qué busca en sus relaciones? ¿Cómo piensa y asume su futuro? Nadie nace infiel, como nadie nace fiel: nuestra singularidad como seres humanos hace que para algunas personas esta conducta sea válida mientras que para otras personas no lo sea, dice Castelar.