Estamos pasando una época donde se escuchan campañas para la “no violencia” a la mujer, varios programas de televisión y conocidos periodistas que dedican horas para hablar de casos de violencia doméstica entre parejas “famosas” y luego de todo esto, nos da la sensación que esto aún continua igual.
Qué pasará entonces por la mente de esa mujer que acaba de ser humillada o maltratada por su pareja? Y que pasa cuando inclusive ella decide por no denunciarlo y hasta protegerlo luego de recibir una golpiza?
Así como estamos viendo y viviendo campañas para tratar de disminuir estos actos, por otro lado, también estamos viviendo una época donde lo que más escasea es el afecto y las caricias positivas hacia nuestros propios hijos, y entonces a todo esto, que tan importante es el afecto??
Para hacer una comparación directa, podría decirse que recibir afecto en los primeros años de vida es tan importante como haber recibido buena nutrición o una educación de calidad, tan importante es que ante la ausencia de afecto o caricias positivas, nos contentamos con las caricias negativas, entonces podemos soportar y hasta desear una crítica, un insulto o hasta un golpe, ya que es sabido que frente a la ausencia de estímulos o afecto, se preferirá el negativo.
Y esto en realidad va más allá del género, como lo pasaré a detallar : Si tenemos a un hijo varón y no le damos muchas caricias positivas y más bien le hacemos creer que por ser hombrecito no debe llorar, no debe mostrar temor o no necesita mucho cariño de nosotros como padres, con la excusa de porque es “hombre” y los “hombres son valientes” , entonces estamos contribuyendo a formar a un ser que no sepa dar afecto y que más bien en algún momento podría verter irá o temor frente a situaciones extremas, y también a no saber canalizar sus emociones sintiendo muchas veces celos o temores que más bien son frustraciones, producto de su baja autoestima y el pobre afecto recibido de sus padres en su infancia.
Algo muy importante es que no confundamos afecto con “apego o salvamiento”, que es lo que alguno casos se observan en hogares donde el padre es ausente ( algo frecuente hoy en día) y las madres solteras pueden proyectar a sus hijos varones una dependencia afectiva, la cual no le permitirá un desarrollo óptimo y más bien prevaleciendo la sobreprotección, esto será posteriormente una de las causas principales de las relaciones de pareja de tipo simbiótico, dependiente y donde prevalecen los celos y otras agresiones.
Igualmente y en el caso de tener en casa a una pequeña hija mujer y cada vez que ella busca a su papá y le dice : Papá, mírame! y luego hace una pirueta o gesto para llamar su atención o cuando se pone un vestidito nuevo y corre a ver a papá esperando recibir una caricia positiva, todo esto contribuirá a formar la autoestima de mujer que luego será, siendo esta frase muy cierta “la autoestima de una mujer será dependiente de cómo fue la relación afectiva con su padre”, entonces el rol de padre con su hija será el darle afecto y hacerla sentir segura y esto es “prestarle atención”.
Finalmente y entonces, para responder a la pregunta inicial, ¿Cómo formar a una niña para que más tarde se sepa valorar? Y cómo esta pregunta también involucra necesariamente al hombre, la respuesta parte de darle a nuestros hijos y a ambos géneros el mismo afecto y cariño, sin escatimar caricias positivas y reconocimientos, para así formar a un hombre adulto que respete a la mujer y a una mujer que sea segura de sí misma.
Efrain Freyre MD. Psic. MBA.