Diferentes estudios sobre la neuropsicología de la memoria señalan con una sorprendente sistematicidad que personas de distintas edades, género, etnias e incluso niveles socioeconómicos reconocen estar satisfechos con sus vidas de manera general.
Este reconocimiento no está relacionado precisamente a estilos de vida en particular ya que inclusive se ha observado en personas con discapacidades físicas o mentales, bajo nivel de ingresos y en grupos minoritarios (Diener 1996, Lykken y Tellegen, 1996).
Estos estudios señalan también que la memoria es la principal responsable de entregar una valoración positiva a la suma de experiencias vividas con anterioridad y a lo largo de la vida en términos generales, mostrándose por ello un sesgo relativo a la positividad, cuando incluso por ejemplo, a una persona en particular se le pregunta por los recuerdos vividos en su pasado o infancia, en la mayoría de las veces tenderá a resaltar los recuerdos más agradables. Teniendo en cuenta esto, los recuerdos más positivos estarían en una posición más accesible en la zona de la memoria llamada región del hipocampo, ubicada en el lóbulo límbico del cerebro.
Otro hecho no menos interesante en relación a nuestra memoria es que lo que se observa en relación a la edad, la evidencia señala que existiría un mayor sesgo de positividad o en ver las experiencias pasadas de manera más positiva conforme pasan los años, inclusive en personas de edad que pueden haber perdido parte de su memoria retrógada, sin embargo tienden a conservar los eventos más agradables o a filtrarlos para retenerlos de manera más efectiva. (Charles S., Mather M., Carstensen L., 2003).
Por ello cuando se ha comparado la percepción de grupos de jóvenes, personas adultas y grupos de tercera edad en distintos estudios sobre este tema, se observa que a pesar que la memoria en general tiende a deteriorarse con la edad, son precisamente las personas mayores las que suelen recordar los sucesos de su vida como más positivos y dejando más de lado las experiencias negativas.
Al parecer entonces la memoria en este sentido va generando ciertas modificaciones adaptativas de acuerdo a la edad, regulándose de acuerdo a las emociones y priorizando aquellas precisamente más positivas. Algo así como una manera de vivir el tiempo que queda de la mejor manera posible. Esto tiene que ver con lo que se conoce como un olvido motivado, con mecanismos de defensa psicológicos, que guardan relación según el psicoanálisis Freudiano con algunas represiones e inclusive visto desde lo psiconeurológico como un tipo de amnesia más psicógena.
Cabe entonces mencionar la tan conocida frase que nos repiten muchas veces, que el tiempo olvida todo, lo cual según la evidencia tendría en parte razón y que también se puede evidenciar cuando por ejemplo en una persona que en la etapa jóven de su vida cometió algunos errores serios y cuando se los hacen recordar posteriormente, muchas veces parecen o indican no poder recordarlos.
Por último, si entonces nos podemos a analizar este hecho de una manera racional y objetiva podríamos decir entonces que un adulto mayor tiende a tener una percepción más sesgada de las circunstancias de la vida y esto le generaría a si mismo una sensación de bienestar, incluso ante circunstancias vistas por otras personas que podrían ameritar otra conclusión, sin embargo y si lo observamos del modo más conveniente para el comportamiento y la psicología humana, nuestra memoria así como se va perdiendo con los años también contribuye a sentir la vida de la mejor manera, es decir más positiva.
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Espero este articulo le haya sido de utilidad.
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Cordialmente,
Efrain Freyre MD. Psic. MSc.
Médico-Psicoterapeuta
CEO y Fundador de Atulado