¿Qué entendemos como una depresión?
Superar una depresión. Podemos observar en la práctica clínica que no existe una única forma de manifestar un cuadro depresivo, ya que este puede ocurrir a consecuencia de un detonante ubicable en el tiempo como una pérdida importante que no se llega a superar por ejemplo, o ser consecuencia de una serie de sucesos que ocurren en la vida que entregan como saldo final un comportamiento depresivo. Generalmente se acepta que una persona está presentando una depresión cuando por lo menos en las últimas dos semanas ha presentado algunos síntomas como tristeza o formas de expresión de la misma, falta de ganas de hacer lo que antes si le agradaba, y otros síntomas o signos bastante diversos como pensamiento negativo, cambios del humor, irritabilidad, problemas para dormir, alteración de la libido, añoranza por el pasado, modificación de sus hábitos alimenticios, predominio matutino de sus síntomas, entre otros.
En otros casos también frecuentes se puede observar personas que no llegan a conocer el placer o disfrute como tal, pueden trabajar, salir a la calle, hacer una vida casi normal, sin embargo muestran poca satisfacción por lo logrado y una falta de goce por las cosas que la vida les entrega. Esto se le conoce como distimia o también llamada depresión menor y muchas veces lo que se encuentra en la clínica son mandatos parentales limitantes y desde lo estructural un yo niño adaptado que no pudo liberarse de sus mandatos recibidos durante la infancia.
¿Por qué puede ocurrir una depresión?
Es innegable que la parte genética es importante y se debe tomar muy en cuenta al momento de conversar en consulta con una persona que se sospecha pueda estar con un cuadro depresivo, sin embargo cuando uno inicia la búsqueda o “buceo” dentro de las estructuras psicológicas de la misma lo que en la mayoría de casos se encuentra son mandatos parentales limitantes ya sea por el mensaje de ausencia de alguno de ellos o también por transmisión directa de uno o ambos hacia el yo niño interior del paciente. Es aquí cuando observamos que la depresión termina siendo un saldo final o la consecuencia de haber recibido uno o más mensajes lo suficientemente fuertes para convertirse en un mandato que luego generó un guión o forma de vivir la vida que a la persona no le ayudaron. Cuando los resultados de la vida son parte de ese guión, entonces muchas veces podemos comprender la razón de ese cuadro depresivo.
Entonces y sólo con fines de poder comprender mejor a que se considera un mandato o mensaje limitante, aquí coloco los que con mayor frecuencia encuentro en la consulta: no seas importante, no disfrutes, primero están los demás, si no fuera por ti, no seas feliz, no te lo mereces, no seas tú mismo, entre otros.
Por otro lado, lo opuesto a un mandato limitante, sería un mensaje positivo desde las figuras parentales, este más bien generaría individuos resilientes, seguros de sí mismos, con autoestima y con formas adecuadas de afrontar situaciones difíciles de la vida como estos: confío en ti, te quiero porque eres mi hijo, eres importante, todo lo que hagas lo harás bien, puedes lograr lo que tú quieras, sé feliz, entre otros. Sin embargo, se sabe también que no basta que los mensajes positivos sean básicamente verbales, ya que más del 80% de la comunicación e interacción entre figuras parentales e hijos se da de manera no verbal y por las acciones de los padres. Por ello, para que un mensaje penetre en las estructuras psicológicas de un niño realmente este debe ser integro y transparente.
¿Cómo superar una depresión?
Habiendo comprendido lo anterior, creo que primero es importante considerar a quienes somos padres que las formas de crianza y los mensajes que entregamos en nuestras acciones y formas de vivir serán las que nuestros hijos en gran parte tendrán para ejecutar las suyas, desde como ser padres, como comportaste con su pareja hasta como tener éxito en sus vidas.
Considero que el poder comprender que algo que se tiene como síntoma o que se pueda ver como enfermedad es consecuencia en muchos casos de mensajes recibidos desde la infancia y que no nos han ayudado a resolver cada uno de los problemas o asuntos de nuestras vidas nos pone en cierta ventaja frente a la posición irremediable de mirar a los genes de una madre o de un abuelo como los responsables.
En lo particular, lo que observo con constancia en personas con síntomas depresivos son mandatos. Así mismo, al momento de iniciar el proceso de cambio de las estructuras psicológicas con la técnica de silla vacía y confrontar dichos mandatos, es frecuente también observar que estos mandatos han sido transmitidos de generación en generación, esto de por si tiene el nombre de transferencia transgeneracional del guión y puede también explicar los casos donde se argumenta el problema desde un fondo genético, quizás también lo que se esté observando son ambas cosas.
Por último, cuando una persona está con sospecha de un cuadro depresivo, mi primera recomendación es acudir a psicoterapia y establecer un buen vinculo de confianza con el profesional elegido. Para ello, muchas escuelas terapéuticas han demostrado ser efectivas y pueden lograrse resultados objetivos en relativo corto tiempo, en mi experiencia que se confirma con las publicaciones también, el poder identificar los mandatos para poder trabajarlos con la mejor técnica posible es muy eficaz. En algunos pocos casos si se requirá de medicamentos, pero al revés de lo que se podría pensar también en mi experiencia, la farmacoterapia no debe ser la regla sino la excepción, en estos casos será también importante una visita por psiquiatría.
Espero este artículo le haya sido de utilidad.
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Para conversaciones directas puede escribirme a: efrain.freyre@atuladosalud.com
Cordialmente,
Efrain Freyre MD. Psic. MSc.
Médico-Psicoterapeuta
Especialista en Comportamiento no Verbal
CEO y Fundador de Atulado