Sentirse aún vulnerable luego de 2 años de pandemia
Ya pasaron dos años desde la declaración de la pandemia a nivel mundial y un poco menos desde que llegó el primer caso al Perú, y el bombardeo de información ha sido una constante y muchas veces siendo de tipo controversial, desde una comunicación confusa de la posibilidad de que el virus se encontrase en el suelo, en los alimentos o los materiales de uso diario, que generó un cuidado excesivo, obsesivo e improductivo, con la elaboración de protocolos o recomendaciones muchas veces muy difíciles de cumplir, poco racionales y hasta detonadoras de problemas de ansiedad en las personas y que incluían por ejemplo la limpieza de los zapatos e inclusive de las llantas de los autos para ingresar a algunos establecimientos hasta el uso de mascarillas como parte de la vestimenta diaria que se trasladaba también para salir a pasear al perro o salir a correr y sumado al cierre de las playas y la irónica apertura total de los centros comerciales y restaurantes. Todo esto ha hecho que en la población se genere una sensación de vulnerabilidad crónica con clara repercusión psicológica y emocional en determinados grupos más susceptibles.
Han sido 24 meses de idas y venidas, de escuchar también recomendaciones de ciertos médicos que gozaban de cierto renombre por el uso de la ivermectina y otros medicamentos poco o nada eficaces, hasta de personajes que usaron las redes sociales para volverse ricos recomendando “sustancias curativas” sin ninguna evidencia científica, todo esto que fue controversial también repercutió a profundizar la sensación de vulnerabilidad en las personas.
La llegada de la vacuna durante el 2021 indudablemente marcó un alivio y dio una señal de seguridad a muchas personas, tanto así que la fecha de la vacuna fue considerada un momento memorable, tal vez inclusive hasta ritualística y que llevaba a muchos a conmemorar el hecho con más de una fotografía para sus redes sociales. En otros países en cambio se incrementó la polémica entre los que la querían recibir y entre los que no, y esto será al parecer una constante en el mundo.
Sin embargo y a pesar de una vacunación extensiva e incluso con una tercera dosis en muchos grupos poblacionales, algunas medidas de cuidado actuales siguen generando cierta sensación de zozobra y de seguir siendo vulnerables, como por ejemplo el cierre de las playas en época de verano.
La psicología del priming por las medidas de la pandemia
Si a un niño se le pide que se coloque un sombrero rojo con hueco en la parte superior, la primera vez el niño lo cuestionará, lo rechazará y se rebelará para ponérselo, pero si se le dice que es la única manera de que salga a la calle, lo más probable es que el niño se lo ponga y luego de varios meses de uso diario, cuando se le diga que ya no necesita ponérselo inclusive le costará mucho dejarlo.
El priming es un fenómeno neuropsicológico muy utilizado por algunas grandes compañías de consumo para generar un uso inconsciente de algo y convertirlo en parte de nuestra vida, como por ejemplo el pedir una inca cola cuando comemos un pollo a la brasa.
El uso de la mascarilla por la pandemia se puede decir desde lo neuropsicológico que en muchas personas ya es parte de su vida y ese efecto es consecuencia del priming. Aquí es muy importante separar la importancia de su incuestionable efecto protector para los casos que lo ameriten como por ejemplo en ambientes donde hay varias personas y es muy difícil mantener una distancia social, sin embargo, termina siendo improductiva y hasta incrementando la sensación de vulnerabilidad y recuerdo de la pandemia al seguir usándola para toda actividad que se haga, como por ejemplo para salir a caminar, para pasear a un perro, para manejar un automóvil propio, montar bicicleta o situaciones similares y donde no hay riesgo de exposición.
Es un error por ello el dar una medida como el de cerrar las playas, primero porque es un lugar totalmente abierto y donde la posibilidad de contagio es prácticamente nula y lo más importante porque se termina reafirmando el mismo mensaje confuso, controversial y responsable de la sensación de vulnerabilidad de las personas a dos años de la pandemia.
¿Por qué es muy importante la libertad psicológica?
Nos sorprenderíamos si pudiésemos observar en simultáneo como otras sociedades vienen llevando a la pandemia y ya aceptando la relación humano-virus como parte de lo que será nuestro futuro. Esto además de ayudar a aceptar las cosas, también genera confianza y sobre todo libertad.
Si una persona ya está vacunada de manera completa e inclusive a recibido una tercera dosis de la misma vacuna, lo que quiere decir que está protegida para las formas severas y también moderadas de la enfermedad y por ello ya su vida no corre peligro.
El seguir viviendo en zozobra, con sensación de vulnerabilidad o siguiendo conductas sin mayor racionalidad pueden generar sufrimiento, temor crónico, ansiedad y fatiga o desgaste mental, todo esto impacta directamente en el estado de ánimo y también en las decisiones importantes que la persona puede tomar en su vida actual, por ello y quizás sin temor a equivocarme el impacto mental por esta pandemia podría terminar siendo el más frecuente en la mayoría de personas.
Este año 2022 es muy importante aprender a seguir conviviendo en pandemia, donde la posibilidad de vivir cuidándonos es importante pero no debería restar libertad ni generar sensaciones de vulnerabilidad. Por ello es el momento ya de elegir información clara y no controversial, seguir aprendiendo de nuestras propias experiencias y saber que el mundo sigue girando a nuestro alrededor.
Espero este artículo le haya sido de utilidad.
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Para conversaciones directas puede escribirme a: efrain.freyre@atuladosalud.com
Cordialmente,
Efrain Freyre MD. Psic. MSc.
Médico-Psicoterapeuta
Especialista en Comportamiento no Verbal
CEO y Fundador de Atulado