Mi pequeña saltamontes

Mi pequeña saltamontes

Por Efraín Freyre, Médico Psicoterapeuta del Centro Psicológico Atulado

Cuenta la historia que había una pequeña niña que caminaba por un bosque de pinos, la niña debía llegar antes del anochecer a su casa, y para no perderse, seguía por el borde de un riachuelo, pero al estar medio oscuro y no ver por donde pisaba, tropezó con una rosa azul y al caerse se le metió una espina en la rodilla, la niña llena de dolor arrancó de inmediato la rosa, la tiró al río y observó como el agua se la llevaba, volteó y vio a su alrededor que estaba llena de maleza, de hecho había tropezado con la única rosa que había por esa zona y le entró una profunda pena, pero tenía que seguir caminado.

Luego de varios minutos aquella niña se encontró con un anciano de  barba blanca y larga, tan larga que se contorneaba alrededor de diez árboles a su alrededor, de hecho la niña pensó que el viejo debía haber estado sentado allí desde hace mucho tiempo y decidió acercarse para hacerle una pregunta…y empezó el diálogo.

– ¿Disculpe señor, puedo preguntarle algo que me tiene muy preocupada?

– Si niña, ven acércate a mi oído y dime ¿cuál es tu duda?

– ¿Quiero saber qué es la ira y para qué sirve?

– ¿Y por qué quieres saber eso?

– Porque hace un rato he cometido un grave error, me clavé con una espina y sentí mucho dolor y por culpa de mi ira he matado a la única rosa azul de este bosque y ahora me siento muy arrepentida…

– Ah, ahora entiendo…entonces te lo voy a responder de esta manera, ¿Y qué hubiera pasado si en vez de una rosa, hubiera sido una serpiente venenosa? Quizás estarías alegre de haberla apartado de ti…de hecho la ira sirve para realizar una acción que muchas veces hasta te podría salvar la vida.

Señor, pero lo que pasa es que no fue una serpiente, fue una linda rosa y yo la arranqué!

-Lo que no estás entendiendo es que la ira no sirve para discriminar, sólo sirve para accionar…

Ah Ok entiendo, y la otra emoción que sentí fue tristeza, estoy muy triste ahora por lo sucedido….entonces ¿para qué me sirve la tristeza?

-Bueno…,  gracias a esa tristeza reflexionaste, gracias a ella te armaste de valor y te acercaste a mí a preguntarme todas estas cosas, de hecho si no te hubieras sentido triste no habrías recapacitado en tu acción y más bien ahora por ella, ya sabes cómo comportarte si volviera a ocurrir lo mismo.

– Qué interesante señor! Primera vez que me doy cuenta de todas esas cosas… y entonces si hablamos de otra emoción… el asombro para qué sirve?

– Quizás tú cuando tiraste la rosa te quedaste viéndola, y de inmediato de asombraste por lo que tú misma habías hecho… el asombro nos permite ese momento para cambiar de emoción… estabas en ira y luego pasaste a tristeza, pero necesitaste del asombro para pasar de un estado al otro.

– Me queda muy claro señor, y por último, la alegría? Yo siempre he creído que la alegría es la mejor emoción…ahora veo que las otras también son necesarias…

– Sí de hecho que sí, la alegría te permite compartir, es también otra emoción de acción igual que la ira, con la diferencia que esta es contagiosa… tan es así que si tú ahora te empiezas a reír me dará ganas de reírme a mí también, por ello te digo que permite compartir.

– Gracias señor por enseñarme todo eso, ya estoy más tranquila por lo sucedido, ahora entiendo todo mejor…

– Claro por eso es que te sientes mejor, de hecho al entender has pasado a conectarte con otra parte tuya que no es emocional, sino que es más racional… entonces al entenderlas es la mejor manera de controlar nuestras emociones.

– Ah mire usted, bueno señor, gracias de nuevo y espero volver a verlo cuando pase por aquí..

– Claro que sí, aquí siempre estuve y aquí estaré…. que te vaya bien.

– Y la niña continuó su camino directo a casa.

Leave a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.